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Mateo 8:9-23 Nueva Versión Internacional (NVI)

9. Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.

10. Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían:—Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.

11. Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

12. Pero a los súbditos del reino se les echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.

13. Luego Jesús le dijo al centurión:—¡Ve! Todo se hará tal como creíste.Y en esa misma hora aquel siervo quedó sanó.

14. Cuando Jesús entró en casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre.

15. Le tocó la mano y la fiebre se le quitó; luego ella se levantó y comenzó a servirle.

16. Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos.

17. Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:«Él cargó con nuestras enfermedadesy soportó nuestros dolores.»

18. Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago.

19. Se le acercó un maestro de la ley y le dijo:—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.

20. —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

21. Otro discípulo le pidió:—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.

22. —Sígueme —le replicó Jesús—, y deja que los muertos entierren a sus muertos.

23. Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.

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