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Mateo 8:17-30 Nueva Versión Internacional (NVI)

17. Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:«Él cargó con nuestras enfermedadesy soportó nuestros dolores.»

18. Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago.

19. Se le acercó un maestro de la ley y le dijo:—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.

20. —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

21. Otro discípulo le pidió:—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.

22. —Sígueme —le replicó Jesús—, y deja que los muertos entierren a sus muertos.

23. Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.

24. De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido.

25. Los discípulos fueron a despertarlo.—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

26. —Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.

27. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?»

28. Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos, dos endemoniados le salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino.

29. De pronto le gritaron:—¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?

30. A cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos.

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