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Mateo 26:45-58 Nueva Versión Internacional (NVI)

45. Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

46. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»

47. Todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una gran turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo.

48. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que le dé un beso, ése es; arréstenlo.»

49. En seguida Judas se acercó a Jesús y lo saludó.—¡Rabí! —le dijo, y lo besó.

50. —Amigo —le replicó Jesús—, ¿a qué vienes?Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús.

51. En eso, uno de los que estaban con él extendió la mano, sacó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.

52. —Guarda tu espada —le dijo Jesús—, porque los que a hierro matan, a hierro mueren.

53. ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?

54. Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder?

55. Y de inmediato dijo a la turba:—¿Acaso soy un bandido, para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el templo, y no me prendieron.

56. Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas.Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

57. Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley y los ancianos.

58. Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los guardias para ver en qué terminaba aquello.

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