25. Jesús los llamó y les dijo:—Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad.
26. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor,
27. y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás;
28. así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
29. Una gran multitud seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos.
30. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron:—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
31. La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza:—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
32. Jesús se detuvo y los llamó.—¿Qué quieren que haga por ustedes?
33. —Señor, queremos recibir la vista.
34. Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.