23. Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Éste sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno.
24. Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25. Pero mientras todos dormían, llegó su enemigo y sembró mala hierba entre el trigo, y se fue.
26. Cuando brotó el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba.
27. Los siervos fueron al dueño y le dijeron: “Señor, ¿no sembró usted semilla buena en su campo? Entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?”
28. “Esto es obra de un enemigo”, les respondió. Le preguntaron los siervos: “¿Quiere usted que vayamos a arrancarla?”
29. “¡No! —les contestó—, no sea que, al arrancar la mala hierba, arranquen con ella el trigo.
30. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces les diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba, y átenla en manojos para quemarla; después recojan el trigo y guárdenlo en mi granero.”»