Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Marcos 9:27-38 Nueva Versión Internacional (NVI)

27. Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho se puso de pie.

28. Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado:—¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?

29. —Esta clase de demonios sólo puede ser expulsada a fuerza de oración —respondió Jesús.

30. Dejaron aquel lugar y pasaron por Galilea. Pero Jesús no quería que nadie lo supiera,

31. porque estaba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Lo matarán, y a los tres días de muerto resucitará.»

32. Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto, y no se atrevían a preguntárselo.

33. Llegaron a Capernaúm. Cuando ya estaba en casa, Jesús les preguntó:—¿Qué venían discutiendo por el camino?

34. Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí quién era el más importante.

35. Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo:—Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

36. Luego tomó a un niño y lo puso en medio de ellos. Abrazándolo, les dijo:

37. —El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió.

38. —Maestro —dijo Juan—, vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo impedimos porque no es de los nuestros.

Leer capítulo completo Marcos 9