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Marcos 8:25-34 Nueva Versión Internacional (NVI)

25. Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad.

26. Jesús lo mandó a su casa con esta advertencia:—No vayas a entrar en el pueblo.

27. Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo?

28. —Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas —contestaron.

29. —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—Tú eres el Cristo —afirmó Pedro.

30. Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.

31. Luego comenzó a enseñarles:—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite.

32. Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo.

33. Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro.—¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres.

34. Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.—Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga.

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