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Marcos 8:18-33 Nueva Versión Internacional (NVI)

18. ¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? ¿Acaso no recuerdan?

19. Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?—Doce —respondieron.

20. —Y cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?—Siete.

21. Entonces concluyó:—¿Y todavía no entienden?

22. Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas le llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocara.

23. Él tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después de escupirle en los ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó:—¿Puedes ver ahora?

24. El hombre alzó los ojos y dijo:—Veo gente; parecen árboles que caminan.

25. Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad.

26. Jesús lo mandó a su casa con esta advertencia:—No vayas a entrar en el pueblo.

27. Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo?

28. —Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas —contestaron.

29. —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—Tú eres el Cristo —afirmó Pedro.

30. Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.

31. Luego comenzó a enseñarles:—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite.

32. Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo.

33. Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro.—¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres.

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