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Marcos 7:26-36 Nueva Versión Internacional (NVI)

26. Esta mujer era extranjera, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara al demonio que tenía su hija.

27. —Deja que primero se sacien los hijos —replicó Jesús—, porque no está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.

28. —Sí, Señor —respondió la mujer—, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan los hijos.

29. Jesús le dijo:—Por haberme respondido así, puedes irte tranquila; el demonio ha salido de tu hija.

30. Cuando ella llegó a su casa, encontró a la niña acostada en la cama. El demonio ya había salido de ella.

31. Luego regresó Jesús de la región de Tiro y se dirigió por Sidón al mar de Galilea, internándose en la región de Decápolis.

32. Allí le llevaron un sordo tartamudo, y le suplicaban que pusiera la mano sobre él.

33. Jesús lo apartó de la multitud para estar a solas con él, le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva.

34. Luego, mirando al cielo, suspiró profundamente y le dijo: «¡Efatá!» (que significa: ¡Ábrete!).

35. Con esto, se le abrieron los oídos al hombre, se le destrabó la lengua y comenzó a hablar normalmente.

36. Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando.

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