Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Marcos 14:37-49 Nueva Versión Internacional (NVI)

37. Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora?

38. Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.»

39. Una vez más se retiró e hizo la misma oración.

40. Cuando volvió, los encontró dormidos otra vez, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle.

41. Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

42. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»

43. Todavía estaba hablando Jesús cuando de repente llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos.

44. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo le dé un beso, ése es; arréstenlo y llévenselo bien asegurado.»

45. Tan pronto como llegó, Judas se acercó a Jesús.—¡Rabí! —le dijo, y lo besó.

46. Entonces los hombres prendieron a Jesús.

47. Pero uno de los que estaban ahí desenfundó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.

48. —¿Acaso soy un bandido —dijo Jesús—, para que vengan con espadas y palos a arrestarme?

49. Día tras día estaba con ustedes, enseñando en el templo, y no me prendieron. Pero es preciso que se cumplan las Escrituras.

Leer capítulo completo Marcos 14