Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Lucas 8:24-33 Nueva Versión Internacional (NVI)

24. Los discípulos fueron a despertarlo.—¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.

25. —¿Dónde está la fe de ustedes? —les dijo a sus discípulos.Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?»

26. Navegaron hasta la región de los gerasenos, que está al otro lado del lago, frente a Galilea.

27. Al desembarcar Jesús, un endemoniado que venía del pueblo le salió al encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa sino en los sepulcros.

28. Cuando vio a Jesús, dio un grito y se arrojó a sus pies. Entonces exclamó con fuerza:—¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!

29. Es que Jesús le había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.

30. —¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús.—Legión —respondió, ya que habían entrado en él muchos demonios.

31. Y éstos le suplicaban a Jesús que no los mandara al abismo.

32. Como había una manada grande de cerdos paciendo en la colina, le rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos. Así que él les dio permiso.

33. Y cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos, y la manada se precipitó al lago por el despeñadero y se ahogó.

Leer capítulo completo Lucas 8