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Lucas 24:26-39 Nueva Versión Internacional (NVI)

26. ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?

27. Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

28. Al acercarse al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba más lejos.

29. Pero ellos insistieron:—Quédate con nosotros, que está atardeciendo; ya es casi de noche.Así que entró para quedarse con ellos.

30. Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio.

31. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.

32. Se decían el uno al otro:—¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?

33. Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos.

34. «¡Es cierto! —decían—. El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón.»

35. Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino, y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan.

36. Todavía estaban ellos hablando acerca de esto, cuando Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo:—Paz a ustedes.

37. Aterrorizados, creyeron que veían a un espíritu.

38. —¿Por qué se asustan tanto? —les preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas?

39. Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo.

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