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Lucas 19:33-48 Nueva Versión Internacional (NVI)

33. Cuando estaban desatando el burrito, los dueños les preguntaron:—¿Por qué desatan el burrito?

34. —El Señor lo necesita —contestaron.

35. Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse.

36. A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino.

37. Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron y comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto. Gritaban:

38. —¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!—¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

39. Algunos de los fariseos que estaban entre la gente le reclamaron a Jesús:—¡Maestro, reprende a tus discípulos!

40. Pero él respondió:—Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras.

41. Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella.

42. Dijo:—¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos.

43. Te sobrevendrán días en que tus enemigos levantarán un muro y te rodearán, y te encerrarán por todos lados.

44. Te derribarán a ti y a tus hijos dentro de tus murallas. No dejarán ni una piedra sobre otra, porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte.

45. Luego entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo.

46. «Escrito está —les dijo—: “Mi casa será casa de oración”; pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”.»

47. Todos los días enseñaba en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los dirigentes del pueblo procuraban matarlo.

48. Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés.

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