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Lucas 19:26-42 Nueva Versión Internacional (NVI)

26. El rey contestó: “Les aseguro que a todo el que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.

27. Pero en cuanto a esos enemigos míos que no me querían por rey, tráiganlos acá y mátenlos delante de mí.”»

28. Dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo hacia Jerusalén.

29. Cuando se acercó a Betfagué y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos con este encargo:

30. «Vayan a la aldea que está enfrente y, al entrar en ella, encontrarán atado a un burrito en el que nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo acá.

31. Y si alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, díganle: “El Señor lo necesita.”»

32. Fueron y lo encontraron tal como él les había dicho.

33. Cuando estaban desatando el burrito, los dueños les preguntaron:—¿Por qué desatan el burrito?

34. —El Señor lo necesita —contestaron.

35. Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse.

36. A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino.

37. Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron y comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto. Gritaban:

38. —¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!—¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

39. Algunos de los fariseos que estaban entre la gente le reclamaron a Jesús:—¡Maestro, reprende a tus discípulos!

40. Pero él respondió:—Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras.

41. Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella.

42. Dijo:—¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos.

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