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Lucas 10:23-36 Nueva Versión Internacional (NVI)

23. Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven.

24. Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

25. En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

26. Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?

27. Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”

28. —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.

29. Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo?

30. Jesús respondió:—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.

31. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo.

32. Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo.

33. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él.

34. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.

35. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.”

36. ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

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