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Lucas 10:19-30 Nueva Versión Internacional (NVI)

19. Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.

20. Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.

21. En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

22. »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.»

23. Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven.

24. Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

25. En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

26. Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?

27. Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”

28. —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.

29. Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo?

30. Jesús respondió:—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.

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