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Juan 7:6-25 Nueva Versión Internacional (NVI)

6. Por eso Jesús les dijo:—Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero el tiempo mío aún no ha llegado.

7. El mundo no tiene motivos para aborrecerlos; a mí, sin embargo, me aborrece porque yo testifico que sus obras son malas.

8. Suban ustedes a la fiesta. Yo no voy todavía a esta fiesta porque mi tiempo aún no ha llegado.

9. Dicho esto, se quedó en Galilea.

10. Sin embargo, después de que sus hermanos se fueron a la fiesta, fue también él, no públicamente sino en secreto.

11. Por eso las autoridades judías lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido?»

12. Entre la multitud corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona.» Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña a la gente.»

13. Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente.

14. Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al templo y comenzar a enseñar.

15. Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos sin haber estudiado?»

16. —Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús— sino del que me envió.

17. El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.

18. El que habla por cuenta propia busca su vanagloria; en cambio, el que busca glorificar al que lo envió es una persona íntegra y sin doblez.

19. ¿No les ha dado Moisés la ley a ustedes? Sin embargo, ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué tratan entonces de matarme?

20. —Estás endemoniado —contestó la multitud—. ¿Quién quiere matarte?

21. —Hice un milagro y todos ustedes han quedado asombrados.

22. Por eso Moisés les dio la circuncisión, que en realidad no proviene de Moisés sino de los patriarcas, y aun en sábado la practican.

23. Ahora bien, si para cumplir la ley de Moisés circuncidan a un varón incluso en sábado, ¿por qué se enfurecen conmigo si en sábado lo sano por completo?

24. No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia.

25. Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es éste al que quieren matar?

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