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Juan 19:7-24 Nueva Versión Internacional (NVI)

7. —Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios —insistieron los judíos.

8. Al oír esto, Pilato se atemorizó aún más,

9. así que entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús:—¿De dónde eres tú?Pero Jesús no le contestó nada.

10. —¿Te niegas a hablarme? —le dijo Pilato—. ¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen?

11. —No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.

12. Desde entonces Pilato procuraba poner en libertad a Jesús, pero los judíos gritaban desaforadamente:—Si dejas en libertad a este hombre, no eres amigo del emperador. Cualquiera que pretende ser rey se hace su enemigo.

13. Al oír esto, Pilato llevó a Jesús hacia fuera y se sentó en el tribunal, en un lugar al que llamaban el Empedrado (que en arameo se dice Gabatá).

14. Era el día de la preparación para la Pascua, cerca del mediodía.—Aquí tienen a su rey —dijo Pilato a los judíos.

15. —¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! —vociferaron.—¿Acaso voy a crucificar a su rey? —replicó Pilato.—No tenemos más rey que el emperador romano —contestaron los jefes de los sacerdotes.

16. Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y los soldados se lo llevaron.

17. Jesús salió cargando su propia cruz hacia el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota).

18. Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio.

19. Pilato mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito: «Jesús de Nazaret, Rey de los judíos.»

20. Muchos de los judíos lo leyeron, porque el sitio en que crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en arameo, latín y griego.

21. —No escribas “Rey de los judíos” —protestaron ante Pilato los jefes de los sacerdotes judíos—. Era él quien decía ser rey de los judíos.

22. —Lo que he escrito, escrito queda —les contestó Pilato.

23. Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su manto y lo partieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. Tomaron también la túnica, la cual no tenía costura, sino que era de una sola pieza, tejida de arriba abajo.

24. —No la dividamos —se dijeron unos a otros—. Echemos suertes para ver a quién le toca.Y así lo hicieron los soldados. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice:«Se repartieron entre ellos mi manto,y sobre mi ropa echaron suertes.»

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