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Juan 18:11-24 Nueva Versión Internacional (NVI)

11. —¡Vuelve esa espada a su funda! —le ordenó Jesús a Pedro—. ¿Acaso no he de beber el trago amargo que el Padre me da a beber?

12. Entonces los soldados, con su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús. Lo ataron

13. y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año.

14. Caifás era el que había aconsejado a los judíos que era preferible que muriera un solo hombre por el pueblo.

15. Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Y como el otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, entró en el patio del sumo sacerdote con Jesús;

16. Pedro, en cambio, tuvo que quedarse afuera, junto a la puerta. El discípulo conocido del sumo sacerdote volvió entonces a salir, habló con la portera de turno y consiguió que Pedro entrara.

17. —¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre? —le preguntó la portera.—No lo soy —respondió Pedro.

18. Los criados y los guardias estaban de pie alrededor de una fogata que habían hecho para calentarse, pues hacía frío. Pedro también estaba de pie con ellos, calentándose.

19. Mientras tanto, el sumo sacerdote interrogaba a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas.

20. —Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada.

21. ¿Por qué me interrogas a mí? ¡Interroga a los que me han oído hablar! Ellos deben saber lo que dije.

22. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo:—¿Así contestas al sumo sacerdote?

23. —Si he dicho algo malo —replicó Jesús—, demuéstramelo. Pero si lo que dije es correcto, ¿por qué me pegas?

24. Entonces Anás lo envió, todavía atado, a Caifás, el sumo sacerdote.

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