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Juan 11:35-49 Nueva Versión Internacional (NVI)

35. Jesús lloró.

36. —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos.

37. Pero algunos de ellos comentaban:—Éste, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?

38. Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.

39. —Quiten la piedra —ordenó Jesús.Marta, la hermana del difunto, objetó:—Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.

40. —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.

41. Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo:—Padre, te doy gracias porque me has escuchado.

42. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.

43. Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas:—¡Lázaro, sal fuera!

44. El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario.—Quítenle las vendas y dejen que se vaya —les dijo Jesús.

45. Muchos de los judíos que habían ido a ver a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús, creyeron en él.

46. Pero algunos de ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

47. Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron a una reunión del Consejo.—¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas.

48. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, e incluso con nuestra nación.

49. Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo:—¡Ustedes no saben nada en absoluto!

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