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Juan 11:26-40 Nueva Versión Internacional (NVI)

26. y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?

27. —Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.

28. Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado:—El Maestro está aquí y te llama.

29. Cuando María oyó esto, se levantó rápidamente y fue a su encuentro.

30. Jesús aún no había entrado en el pueblo, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él.

31. Los judíos que habían estado con María en la casa, dándole el pésame, al ver que se había levantado y había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar.

32. Cuando María llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo:—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

33. Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.

34. —¿Dónde lo han puesto? —preguntó.—Ven a verlo, Señor —le respondieron.

35. Jesús lloró.

36. —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos.

37. Pero algunos de ellos comentaban:—Éste, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?

38. Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.

39. —Quiten la piedra —ordenó Jesús.Marta, la hermana del difunto, objetó:—Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.

40. —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.

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