Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Juan 10:5-25 Nueva Versión Internacional (NVI)

5. Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas.

6. Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras.

7. Por eso volvió a decirles: «Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.

8. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso.

9. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.

10. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

11. »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

12. El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa.

13. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.

14. »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,

15. así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.

16. Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

17. Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla.

18. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre.»

19. De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de disensión entre los judíos.

20. Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?»

21. Pero otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrirles los ojos a los ciegos?»

22. Por esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,

23. y Jesús andaba en el templo, por el pórtico de Salomón.

24. Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron:—¿Hasta cuándo vas a tenernos en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo con franqueza.

25. —Ya se lo he dicho a ustedes, y no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que me acreditan,

Leer capítulo completo Juan 10