31. Yo ni siquiera lo conocía, pero, para que él se revelara al pueblo de Israel, vine bautizando con agua.»
32. Juan declaró: «Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él.
33. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.”
34. Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios.»
35. Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos.
36. Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo:—¡Aquí tienen al Cordero de Dios!
37. Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús.
38. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó:—¿Qué buscan?—Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa: Maestro.)
39. —Vengan a ver —les contestó Jesús.Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde.
40. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que, al oír a Juan, habían seguido a Jesús.
41. Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo:—Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo).
42. Luego lo llevó a Jesús, quien mirándolo fijamente, le dijo:—Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro).