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Hechos 21:10-22 Nueva Versión Internacional (NVI)

10. Llevábamos allí varios días, cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo.

11. Éste vino a vernos y, tomando el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos, y dijo:—Así dice el Espíritu Santo: “De esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los gentiles.”

12. Al oír esto, nosotros y los de aquel lugar le rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén.

13. —¿Por qué lloran? ¡Me parten el alma! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no sólo a ser atado sino también a morir en Jerusalén.

14. Como no se dejaba convencer, desistimos exclamando:—¡Que se haga la voluntad del Señor!

15. Después de esto, acabamos los preparativos y subimos a Jerusalén.

16. Algunos de los discípulos de Cesarea nos acompañaron y nos llevaron a la casa de Mnasón, donde íbamos a alojarnos. Éste era de Chipre, y uno de los primeros discípulos.

17. Cuando llegamos a Jerusalén, los creyentes nos recibieron calurosamente.

18. Al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos estaban presentes.

19. Después de saludarlos, Pablo les relató detalladamente lo que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio.

20. Al oírlo, alabaron a Dios. Luego le dijeron a Pablo: «Ya ves, hermano, cuántos miles de judíos han creído, y todos ellos siguen aferrados a la ley.

21. Ahora bien, han oído decir que tú enseñas que se aparten de Moisés todos los judíos que viven entre los gentiles. Les recomiendas que no circunciden a sus hijos ni vivan según nuestras costumbres.

22. ¿Qué vamos a hacer? Sin duda se van a enterar de que has llegado.

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