Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 10:25-35 Nueva Versión Internacional (NVI)

25. Al llegar Pedro a la casa, Cornelio salió a recibirlo y, postrándose delante de él, le rindió homenaje.

26. Pero Pedro hizo que se levantara, y le dijo:—Ponte de pie, que sólo soy un hombre como tú.

27. Pedro entró en la casa conversando con él, y encontró a muchos reunidos.

28. Entonces les habló así:—Ustedes saben muy bien que nuestra ley prohíbe que un judío se junte con un extranjero o lo visite. Pero Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamar impuro o inmundo.

29. Por eso, cuando mandaron por mí, vine sin poner ninguna objeción. Ahora permítanme preguntarles: ¿para qué me hicieron venir?

30. Cornelio contestó:—Hace cuatro días a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo en casa orando. De repente apareció delante de mí un hombre vestido con ropa brillante,

31. y me dijo: “Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de tus obras de beneficencia.

32. Por lo tanto, envía a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar.”

33. Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha encomendado que nos digas.

34. Pedro tomó la palabra, y dijo:—Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos,

35. sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia.

Leer capítulo completo Hechos 10