1. Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.
2. Los elogio porque se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas, tal como se las transmití.
3. Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo.
4. Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra al que es su cabeza.
5. En cambio, toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra al que es su cabeza; es como si estuviera rasurada.