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Jueces 18:5-22 Nueva Versión Internacional (NVI)

5. Le dijeron:—Te rogamos que consultes a Dios para que sepamos si vamos a tener éxito en nuestro viaje.

6. El sacerdote les respondió:—Vayan en paz. Su viaje tiene la aprobación del Señor.

7. Los cinco hombres se fueron y llegaron a Lais, donde vieron que la gente vivía segura, tranquila y confiada, tal como vivían los sidonios. Gozaban de prosperidad y no les faltaba nada. Además, vivían lejos de los sidonios y no se relacionaban con nadie más.

8. Cuando volvieron a Zora y Estaol, sus hermanos les preguntaron:—¿Cómo les fue?

9. Ellos respondieron:—¡Subamos, ataquémoslos! Hemos visto que la tierra es excelente. ¿Qué pasa? ¿Se van a quedar ahí, sin hacer nada? No duden un solo instante en marchar allí y apoderarse de ella.

10. Cuando lleguen allí, encontrarán a un pueblo confiado y una tierra espaciosa que Dios ha entregado en manos de ustedes. Sí, es una tierra donde no hace falta absolutamente nada.

11. Entonces partieron de Zora y Estaol seiscientos danitas armados para la batalla.

12. Subieron y acamparon cerca de Quiriat Yearín en Judá. Por eso hasta el día de hoy el sector oeste de Quiriat Yearín se llama Majané Dan.

13. Desde allí cruzaron hasta la región montañosa de Efraín, y llegaron a la casa de Micaías.

14. Entonces los cinco hombres que habían explorado la tierra de Lais les dijeron a sus hermanos:—¿Saben que una de esas casas tiene un efod, algunos dioses domésticos, una imagen tallada y un ídolo de fundición? Ahora bien, ustedes sabrán qué hacer.

15. Ellos se acercaron hasta allí, y entraron en la casa del joven levita, que era la misma de Micaías, y lo saludaron amablemente.

16. Los seiscientos danitas armados para la batalla se quedaron haciendo guardia en la entrada de la puerta.

17. Los cinco hombres que habían explorado la tierra entraron y tomaron la imagen tallada, el efod, los dioses domésticos y el ídolo de fundición. Mientras tanto, el sacerdote y los seiscientos hombres armados para la batalla permanecían a la entrada de la puerta.

18. Cuando aquellos hombres entraron en la casa de Micaías y tomaron la imagen tallada, el efod, los dioses domésticos y el ídolo de fundición, el sacerdote les preguntó:—¿Qué están haciendo?

19. Ellos le respondieron:—¡Silencio! No digas ni una sola palabra. Ven con nosotros, y serás nuestro padre y sacerdote. ¿No crees que es mejor ser sacerdote de toda una tribu y de un clan de Israel, que de la familia de un solo hombre?

20. El sacerdote se alegró. Tomó el efod, los dioses domésticos y la imagen tallada, y se fue con esa gente.

21. Ellos, poniendo por delante a sus niños, su ganado y sus bienes, se volvieron y partieron.

22. Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaías, los hombres que vivían cerca de Micaías se reunieron y dieron alcance a los danitas.

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