Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jueces 18:16-26 Nueva Versión Internacional (NVI)

16. Los seiscientos danitas armados para la batalla se quedaron haciendo guardia en la entrada de la puerta.

17. Los cinco hombres que habían explorado la tierra entraron y tomaron la imagen tallada, el efod, los dioses domésticos y el ídolo de fundición. Mientras tanto, el sacerdote y los seiscientos hombres armados para la batalla permanecían a la entrada de la puerta.

18. Cuando aquellos hombres entraron en la casa de Micaías y tomaron la imagen tallada, el efod, los dioses domésticos y el ídolo de fundición, el sacerdote les preguntó:—¿Qué están haciendo?

19. Ellos le respondieron:—¡Silencio! No digas ni una sola palabra. Ven con nosotros, y serás nuestro padre y sacerdote. ¿No crees que es mejor ser sacerdote de toda una tribu y de un clan de Israel, que de la familia de un solo hombre?

20. El sacerdote se alegró. Tomó el efod, los dioses domésticos y la imagen tallada, y se fue con esa gente.

21. Ellos, poniendo por delante a sus niños, su ganado y sus bienes, se volvieron y partieron.

22. Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaías, los hombres que vivían cerca de Micaías se reunieron y dieron alcance a los danitas.

23. Como gritaban tras ellos, los danitas se dieron vuelta y le preguntaron a Micaías:—¿Qué te sucede, que has convocado a tu gente?

24. Micaías les respondió:—Ustedes se llevaron mis dioses, que yo mismo hice, y también se llevaron a mi sacerdote y luego se fueron. ¿Qué más me queda? ¡Y todavía se atreven a preguntarme qué me sucede!

25. Los danitas respondieron:—No nos levantes la voz, no sea que algunos de los nuestros pierdan la cabeza y los ataquen a ustedes, y tú y tu familia pierdan la vida.

26. Y así los danitas siguieron su camino. Micaías, viendo que eran demasiado fuertes para él, se dio la vuelta y regresó a su casa.

Leer capítulo completo Jueces 18