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Jueces 13:8-20 Nueva Versión Internacional (NVI)

8. Entonces Manoa oró al Señor: «Oh Señor, te ruego que permitas que vuelva el hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer.»

9. Dios escuchó a Manoa, y el ángel de Dios volvió a aparecerse a la mujer mientras ésta se hallaba en el campo; pero Manoa su esposo no estaba con ella.

10. La mujer corrió de inmediato a avisarle a su esposo: «¡Está aquí! ¡El hombre que se me apareció el otro día!»

11. Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando llegó adonde estaba el hombre, le dijo:—¿Eres tú el que habló con mi esposa?—Sí, soy yo —respondió él.

12. Así que Manoa le preguntó:—Cuando se cumplan tus palabras, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Cómo deberá portarse?

13. El ángel del Señor contestó:—Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho.

14. Ella no debe probar nada que proceda de la vid, ni beber ningún vino ni ninguna otra bebida fuerte; tampoco debe comer nada impuro. En definitiva, debe cumplir con todo lo que le he ordenado.

15. Manoa le dijo al ángel del Señor:—Nos gustaría que te quedaras hasta que te preparemos un cabrito.

16. Pero el ángel del Señor respondió:—Aunque me detengan, no probaré nada de tu comida. Pero si preparas un holocausto, ofréceselo al Señor.Manoa no se había dado cuenta de que aquél era el ángel del Señor.

17. Así que le preguntó:—¿Cómo te llamas, para que podamos honrarte cuando se cumpla tu palabra?

18. —¿Por qué me preguntas mi nombre? —replicó él—. Es un misterio maravilloso.

19. Entonces Manoa tomó un cabrito, junto con la ofrenda de cereales, y lo sacrificó sobre una roca al Señor. Y mientras Manoa y su esposa observaban, el Señor hizo algo maravilloso:

20. Mientras la llama subía desde el altar hacia el cielo, el ángel del Señor ascendía en la llama. Al ver eso, Manoa y su esposa se postraron en tierra sobre sus rostros.

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