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Génesis 27:4-23 Nueva Versión Internacional (NVI)

4. Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces te bendeciré antes de que muera.

5. Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac le hablaba a su hijo Esaú, en cuanto éste se fue al campo a cazar un animal para su padre,

6. ella le dijo a su hijo Jacob:—Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú

7. que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morirse lo va a bendecir, poniendo al Señor como testigo.

8. Ahora bien, hijo mío, escúchame bien, y haz lo que te mando.

9. Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta.

10. Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse.

11. Pero Jacob le dijo a su madre:—Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño.

12. Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.

13. —Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! —le contestó su madre—. Tan sólo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos.

14. Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre.

15. Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob.

16. Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello,

17. y le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.

18. Jacob se presentó ante su padre y le dijo:—¡Padre!—Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.

19. —Soy Esaú, tu primogénito —le contestó Jacob—. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición.

20. Pero Isaac le preguntó a su hijo:—¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío?—El Señor tu Dios me ayudó —respondió Jacob.

21. Isaac le dijo:—Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.

22. Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo:—La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú.

23. Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo

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