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Génesis 19:8-20 Nueva Versión Internacional (NVI)

8. Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo.

9. —¡Quítate de ahí! —le contestaron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intenciones de derribarla.

10. Pero los dos hombres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta.

11. Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta.

12. Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros familiares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan,

13. porque vamos a destruirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta el Señor, y ya resulta insoportable. Por eso nos ha enviado a destruirla.

14. Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prometidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque el Señor está por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando,

15. así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apúrate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perezcan cuando la ciudad sea castigada.

16. Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión.

17. Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas.

18. —¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—.

19. Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al salvarme la vida. Pero yo no puedo escaparme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida.

20. Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy pequeña, y en ella me pondré a salvo.

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