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Ezequiel 22:10-27 Nueva Versión Internacional (NVI)

10. Hay quienes deshonran la cama de su padre y obligan a la mujer a tener relaciones en su período de menstruación.

11. Algunos cometen adulterio con la mujer de su prójimo, otros tienen relaciones vergonzosas con sus nueras, y hasta hay quienes violan a su hermana, ¡a la hija de su propio padre!

12. También hay entre los tuyos quienes aceptan soborno para derramar sangre. Tú practicas la usura y cobras altísimos intereses; extorsionas a tu prójimo y te olvidas de mí. Lo afirma el Señor.

13. »”Pero yo voy a batir palmas en contra de las ganancias injustas que has acumulado, y en contra de la sangre que se ha derramado en tus calles.

14. Y cuando yo te haga frente, ¿podrá resistir tu corazón, y tendrán fuerza tus manos? Yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré.

15. Te dispersaré entre las naciones, te esparciré entre los pueblos, y pondré fin a tu inmundicia.

16. Serás una deshonra frente a las naciones, pero sabrás que yo soy el Señor.”»

17. El Señor me dirigió la palabra:

18. «Hijo de hombre, todo el pueblo de Israel se ha vuelto para mí como la escoria del cobre y del estaño, del hierro y del plomo, que se queda en el horno. ¡Son como la escoria de la plata!

19. Por eso, así dice el Señor omnipotente: “Como todos ustedes se han convertido en escoria, los voy a reunir en medio de Jerusalén.

20. Así como la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño se juntan y se echan en el horno, y se atiza el fuego para fundirlos, así también yo, en mi ira, los juntaré a ustedes y los fundiré.

21. Los amontonaré y atizaré contra ustedes el fuego de mi ira, y los fundiré en medio de la ciudad.

22. Así como se funde la plata en medio del horno, así serán fundidos ustedes en medio de la ciudad, y sabrán que yo, el Señor, he derramado mi ira contra ustedes.”»

23. El Señor me dirigió la palabra:

24. «Hijo de hombre, dile a Israel: “Tú eres una tierra que no ha sido purificada ni mojada por la lluvia en el día de la ira.”

25. Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas.

26. Sus sacerdotes violan mi ley y profanan mis objetos sagrados. Ellos no hacen distinción entre lo sagrado y lo profano, ni enseñan a otros la diferencia entre lo puro y lo impuro. Tampoco le prestan atención a mis sábados, y he sido profanado entre ellos.

27. Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos a derramar sangre y a destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas.

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