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Deuteronomio 1:16-29 Nueva Versión Internacional (NVI)

16. Además, en aquel tiempo les di a sus jueces la siguiente orden: “Atiendan todos los litigios entre sus hermanos, y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros.

17. No sean parciales en el juicio; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos. No se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Los casos que no sean capaces de resolver, tráiganmelos, que yo los atenderé.”

18. »Fue en aquel tiempo cuando yo les ordené todo lo que ustedes debían hacer.

19. »Obedecimos al Señor nuestro Dios y salimos de Horeb rumbo a la región montañosa de los amorreos. Cruzamos todo aquel inmenso y terrible desierto que ustedes han visto, y así llegamos a Cades Barnea.

20. Entonces les dije: “Han llegado a la región montañosa de los amorreos, la cual el Señor nuestro Dios nos da.

21. Miren, el Señor su Dios les ha entregado la tierra. Vayan y tomen posesión de ella como les dijo el Señor, el Dios de sus antepasados. No tengan miedo ni se desanimen.”

22. »Pero todos ustedes vinieron a decirme: “Enviemos antes algunos de los nuestros para que exploren la tierra y nos traigan un informe de la ruta que debemos seguir y de las ciudades en las que podremos entrar.”

23. »Su propuesta me pareció buena, así que escogí a doce de ustedes, uno por cada tribu.

24. Los doce salieron en dirección a la región montañosa, y llegaron al valle de Escol y lo exploraron.

25. Tomaron consigo algunos de los frutos de la tierra, nos los trajeron y nos informaron lo buena que es la tierra que nos da el Señor nuestro Dios.

26. »Sin embargo, ustedes se negaron a subir y se rebelaron contra la orden del Señor su Dios.

27. Se pusieron a murmurar en sus carpas y dijeron: “El Señor nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos.

28. ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan que la gente de allá es más fuerte y más alta que nosotros, y que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas!”

29. »Entonces les respondí: “No se asusten ni les tengan miedo.

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