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2 Reyes 20:1-14 Nueva Versión Internacional (NVI)

1. Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el Señor: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás.”»

2. Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor:

3. «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró amargamente.

4. No había salido Isaías del patio central, cuando le llegó la palabra del Señor:

5. «Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor.

6. Voy a darte quince años más de vida. Y a ti y a esta ciudad los libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad por mi causa y por consideración a David mi siervo.”»

7. Entonces Isaías dijo: «Preparen una pasta de higos.» Así lo hicieron; luego se la aplicaron al rey en la llaga, y se recuperó.

8. Ezequías le había preguntado al profeta:—¿Qué señal recibiré de que el Señor me sanará, y de que en tres días podré subir a su templo?

9. Isaías le contestó:—Ésta es la señal que te dará el Señor para confirmar lo que te ha prometido: la sombra ha avanzado diez gradas; ¿podrá retroceder diez?

10. —Es fácil que la sombra se alargue diez gradas —replicó Ezequías—, pero no que vuelva atrás.

11. Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez gradas en la escala de Acaz.

12. En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo.

13. Ezequías se alegró al recibir esto, y les mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.

14. Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó:—¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron?—De un país lejano —respondió Ezequías—. Vinieron a verme desde Babilonia.

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