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2 Reyes 18:27-36 Nueva Versión Internacional (NVI)

27. Pero el comandante en jefe respondió:—¿Acaso mi señor me envió a decirles estas cosas sólo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como ustedes tendrán que comerse su excremento y beberse su orina!

28. Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz en cuello gritó en hebreo:—¡Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria!

29. Así dice el rey: “No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede librarlos de mis manos!

30. No dejen que Ezequías los persuada a confiar en el Señor, diciendo: ‘Sin duda el Señor nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’”

31. »No le hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Hagan las paces conmigo, y ríndanse. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo,

32. hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos, de aceite de oliva y de miel. Así vivirán en vez de morir.”»No le hagan caso a Ezequías, que los quiere seducir cuando dice: “El Señor nos librará.”

33. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria?

34. ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin, de Hená y de Ivá? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos?

35. ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el Señor librar de mis manos a Jerusalén?

36. Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No le respondan.»

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