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1 Samuel 26:9-15 Nueva Versión Internacional (NVI)

9. —¡No lo mates! —exclamó David—. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor?

10. Y añadió:—Tan cierto como que el Señor vive, que él mismo lo herirá. O le llegará la hora de morir, o caerá en batalla.

11. En cuanto a mí, ¡que el Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Sólo toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y vámonos de aquí.

12. David mismo tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y los dos se marcharon. Nadie los vio, ni se dio cuenta, pues todos estaban dormidos. No se despertaron, pues el Señor los había hecho caer en un sueño profundo.

13. David cruzó al otro lado y se detuvo en la cumbre del monte, de modo que había una buena distancia entre ellos.

14. Entonces llamó al ejército y a Abner hijo de Ner:—¡Abner! ¿Me oyes?Abner replicó:—¿Quién le está gritando al rey?

15. David le contestó:—¿No eres tú el valiente sin par en Israel? ¿Cómo es que no has protegido a tu señor el rey? Te cuento que uno del pueblo entró con la intención de matarlo.

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