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1 Samuel 26:11-17 Nueva Versión Internacional (NVI)

11. En cuanto a mí, ¡que el Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Sólo toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y vámonos de aquí.

12. David mismo tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y los dos se marcharon. Nadie los vio, ni se dio cuenta, pues todos estaban dormidos. No se despertaron, pues el Señor los había hecho caer en un sueño profundo.

13. David cruzó al otro lado y se detuvo en la cumbre del monte, de modo que había una buena distancia entre ellos.

14. Entonces llamó al ejército y a Abner hijo de Ner:—¡Abner! ¿Me oyes?Abner replicó:—¿Quién le está gritando al rey?

15. David le contestó:—¿No eres tú el valiente sin par en Israel? ¿Cómo es que no has protegido a tu señor el rey? Te cuento que uno del pueblo entró con la intención de matarlo.

16. ¡Lo que has hecho no tiene nombre! Tan cierto como que el Señor vive, que ustedes merecen la muerte por no haber protegido a su rey, el ungido del Señor. A ver, ¿dónde están la lanza del rey y el jarro de agua que estaban a su cabecera?

17. Saúl, que reconoció la voz de David, dijo:—David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien habla!—Soy yo, mi señor y rey —respondió David—.

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