Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

1 Samuel 2:1-17 Nueva Versión Internacional (NVI)

1. Ana elevó esta oración:«Mi corazón se alegra en el Señor;en él radica mi poder.Puedo celebrar su salvacióny burlarme de mis enemigos.

2. »Nadie es santo como el Señor;no hay roca como nuestro Dios.¡No hay nadie como él!

3. »Dejen de hablar con tanto orgullo y altivez;¡no profieran palabras soberbias!El Señor es un Dios que todo lo sabe,y él es quien juzga las acciones.

4. »El arco de los poderosos se quiebra,pero los débiles recobran las fuerzas.

5. Los que antes tenían comida de sobrase venden por un pedazo de pan;los que antes sufrían hambreahora viven saciados.La estéril ha dado a luz siete veces,pero la que tenía muchos hijos languidece.

6. »Del Señor vienen la muerte y la vida;él nos hace bajar al sepulcro,pero también nos levanta.

7. El Señor da la riqueza y la pobreza;humilla, pero también enaltece.

8. Levanta del polvo al desvalidoy saca del basurero al pobrepara sentarlos en medio de príncipesy darles un trono esplendoroso.»Del Señor son los fundamentos de la tierra;¡sobre ellos afianzó el mundo!

9. Él guiará los pasos de sus fieles,pero los malvados se perderán entre las sombras.¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!

10. »El Señor destrozará a sus enemigos;desde el cielo lanzará truenos contra ellos.El Señor juzgará los confines de la tierra,fortalecerá a su reyy enaltecerá el poder de su ungido.»

11. Elcaná volvió a su casa en Ramá, pero el niño se quedó para servir al Señor, bajo el cuidado del sacerdote Elí.

12. Los hijos de Elí eran unos perversos que no tomaban en cuenta al Señor.

13. La costumbre de estos sacerdotes era la siguiente: Cuando alguien ofrecía un sacrificio, el asistente del sacerdote se presentaba con un tenedor grande en la mano y, mientras se cocía la carne,

14. metía el tenedor en la olla, en el caldero, en la cacerola o en la cazuela; y el sacerdote tomaba para sí mismo todo lo que se enganchaba en el tenedor. De este modo trataban a todos los israelitas que iban a Siló.

15. Además, antes de quemarse la grasa, solía llegar el ayudante del sacerdote para decirle al que estaba por ofrecer el sacrificio: «Dame carne para el asado del sacerdote, pues no te la va a aceptar cocida, sino cruda.»

16. Y si el hombre contestaba: «Espera a que se queme la grasa, como es debido; luego podrás tomar lo que desees», el asistente replicaba: «No, dámela ahora mismo; de lo contrario, te la quito por la fuerza.»

17. Así que el pecado de estos jóvenes era gravísimo a los ojos del Señor, pues trataban con desprecio las ofrendas que le pertenecían.

Leer capítulo completo 1 Samuel 2