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1 Reyes 2:30-37 Nueva Versión Internacional (NVI)

30. Benaías fue al santuario del Señor y le dijo a Joab:—El rey te ordena que salgas.—¡No! —respondió Joab—. ¡De aquí sólo me sacarán muerto!Benaías fue y le contó al rey lo que había dicho Joab.

31. —¡Pues dale gusto! —ordenó el rey—. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab.

32. El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él.

33. ¡Que la culpa de esas muertes recaiga para siempre sobre la cabeza de Joab y de sus descendientes! ¡Pero que la paz del Señor esté por siempre con David y sus descendientes, y con su linaje y su trono!

34. Benaías hijo de Joyadá fue y mató a Joab, e hizo que lo sepultaran en su hacienda de la estepa.

35. Entonces el rey puso a Benaías hijo de Joyadá sobre el ejército en lugar de Joab, y al sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Abiatar.

36. Luego mandó llamar a Simí y le dijo:—Constrúyete una casa en Jerusalén, y quédate allí. No salgas a ninguna parte,

37. porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón, podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.

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