11. Y les digo que muchos gentiles vendrán de todas partes del mundo —del oriente y del occidente— y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en la fiesta del reino del cielo.
12. Pero muchos israelitas —para quienes se preparó el reino— serán arrojados a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes».
13. Entonces Jesús le dijo al oficial romano: «Vuelve a tu casa. Debido a que creíste, ha sucedido». Y el joven siervo quedó sano en esa misma hora.
14. Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, la suegra de Pedro estaba enferma en cama con mucha fiebre.
15. Jesús le tocó la mano, y la fiebre se fue. Entonces ella se levantó y le preparó una comida.
16. Aquella noche, le llevaron a Jesús muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malignos con una simple orden y sanó a todos los enfermos.
17. Así se cumplió la palabra del Señor por medio del profeta Isaías, quien dijo:«Se llevó nuestras enfermedadesy quitó nuestras dolencias».
18. Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, dio instrucciones a sus discípulos de que cruzaran al otro lado del lago.
19. Entonces uno de los maestros de la ley religiosa le dijo:—Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
20. Jesús le respondió:—Los zorros tienen cuevas donde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza.
21. Otro de sus discípulos dijo:—Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre.
22. Jesús le dijo:—Sígueme ahora. Deja que los muertos espirituales entierren a sus muertos.
23. Luego Jesús entró en la barca y comenzó a cruzar el lago con sus discípulos.
24. De repente, se desató sobre el lago una fuerte tormenta, con olas que entraban en el barco; pero Jesús dormía.
25. Los discípulos fueron a despertarlo: —Señor, ¡sálvanos! ¡Nos vamos a ahogar! —gritaron.