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Mateo 26:55-66 Nueva Traducción Viviente (NTV)

55. Luego Jesús le dijo a la multitud: «¿Acaso soy un peligroso revolucionario, para que vengan con espadas y palos para arrestarme? ¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve enseñando allí todos los días.

56. Pero todo esto sucede para que se cumplan las palabras de los profetas registradas en las Escrituras». En ese momento, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

57. Luego la gente que había arrestado a Jesús lo llevó a la casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley religiosa y los ancianos.

58. Mientras tanto, Pedro lo siguió de lejos y llegó al patio del sumo sacerdote. Entró, se sentó con los guardias y esperó para ver cómo acabaría todo.

59. Adentro, los principales sacerdotes y todo el Concilio Supremo intentaban encontrar testigos que mintieran acerca de Jesús para poder ejecutarlo.

60. Sin embargo, aunque encontraron a muchos que accedieron a dar un falso testimonio, no pudieron usar el testimonio de ninguno. Finalmente, se presentaron dos hombres

61. y declararon: «Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”».

62. Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le dijo a Jesús: «Bien, ¿no vas a responder a estos cargos? ¿Qué tienes que decir a tu favor?».

63. Pero Jesús guardó silencio. Entonces el sumo sacerdote le dijo:—Te exijo, en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios.

64. Jesús respondió:—Tú lo has dicho; y en el futuro verán al Hijo del Hombre sentado en el lugar de poder, a la derecha de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

65. Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal de horror y dijo: «¡Blasfemia! ¿Para qué necesitamos más testigos? Todos han oído la blasfemia que dijo.

66. ¿Cuál es el veredicto?».«¡Culpable! —gritaron—. ¡Merece morir!».

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