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Marcos 8:7-25 Nueva Traducción Viviente (NTV)

7. También encontraron unos pescaditos, así que Jesús los bendijo y pidió a sus discípulos que los repartieran.

8. Todos comieron cuanto quisieron. Después los discípulos recogieron siete canastas grandes con la comida que sobró.

9. Ese día había unas cuatro mil personas en la multitud, y Jesús las envió a sus casas luego de que comieron.

10. Inmediatamente después, subió a una barca con sus discípulos y cruzó a la región de Dalmanuta.

11. Cuando los fariseos oyeron que Jesús había llegado, se acercaron y comenzaron a discutir con él. Para ponerlo a prueba, exigieron que les mostrara una señal milagrosa del cielo que demostrara su autoridad.

12. Cuando Jesús oyó esto, suspiró profundamente en su espíritu y dijo: «¿Por qué esta gente sigue exigiendo una señal milagrosa? Les digo la verdad, no daré ninguna señal a esta generación».

13. Luego regresó a la barca y los dejó y cruzó al otro lado del lago.

14. Pero los discípulos se habían olvidado de llevar comida y solo tenían un pan en la barca.

15. Mientras cruzaban el lago, Jesús les advirtió: «¡Atención! ¡Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!».

16. Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí, pues no habían traído nada de pan.

17. Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo:—¿Por qué discuten por no tener pan? ¿Todavía no saben ni entienden? ¿Tienen el corazón demasiado endurecido para comprenderlo?

18. “Tienen ojos, ¿y no pueden ver? Tienen oídos, ¿y no pueden oír?” ¿No recuerdan nada en absoluto?

19. Cuando alimenté a los cinco mil con cinco panes, ¿cuántas canastas con sobras recogieron después?—Doce —contestaron ellos.

20. —Y cuando alimenté a los cuatro mil con siete panes, ¿cuántas canastas grandes con sobras recogieron?—Siete —dijeron.

21. —¿Todavía no entienden? —les preguntó.

22. Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron a un hombre ciego ante Jesús y le suplicaron que lo tocara y lo sanara.

23. Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó:—¿Puedes ver algo ahora?

24. El hombre miró a su alrededor y dijo:—Sí, veo a algunas personas, pero no puedo verlas con claridad; parecen árboles que caminan.

25. Entonces Jesús puso nuevamente sus manos sobre los ojos del hombre y fueron abiertos. Su vista fue totalmente restaurada y podía ver todo con claridad.

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