29. Entonces les preguntó:—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?Pedro contestó:—Tú eres el Mesías.
30. Pero Jesús les advirtió que no le contaran a nadie acerca de él.
31. Entonces Jesús comenzó a decirles que el Hijo del Hombre tendría que sufrir muchas cosas terribles y ser rechazado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero tres días después resucitaría.
32. Mientras hablaba abiertamente de eso con sus discípulos, Pedro lo llevó aparte y empezó a reprenderlo por decir semejantes cosas.
33. Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos y reprendió a Pedro: «¡Aléjate de mí, Satanás! —dijo—. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no del punto de vista de Dios».
34. Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme.
35. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás; pero si entregas tu vida por mi causa y por causa de la Buena Noticia, la salvarás.
36. ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma?