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Marcos 8:17-34 Nueva Traducción Viviente (NTV)

17. Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo:—¿Por qué discuten por no tener pan? ¿Todavía no saben ni entienden? ¿Tienen el corazón demasiado endurecido para comprenderlo?

18. “Tienen ojos, ¿y no pueden ver? Tienen oídos, ¿y no pueden oír?” ¿No recuerdan nada en absoluto?

19. Cuando alimenté a los cinco mil con cinco panes, ¿cuántas canastas con sobras recogieron después?—Doce —contestaron ellos.

20. —Y cuando alimenté a los cuatro mil con siete panes, ¿cuántas canastas grandes con sobras recogieron?—Siete —dijeron.

21. —¿Todavía no entienden? —les preguntó.

22. Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron a un hombre ciego ante Jesús y le suplicaron que lo tocara y lo sanara.

23. Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó:—¿Puedes ver algo ahora?

24. El hombre miró a su alrededor y dijo:—Sí, veo a algunas personas, pero no puedo verlas con claridad; parecen árboles que caminan.

25. Entonces Jesús puso nuevamente sus manos sobre los ojos del hombre y fueron abiertos. Su vista fue totalmente restaurada y podía ver todo con claridad.

26. Jesús lo envió a su casa y le dijo:—No pases por la aldea cuando regreses a tu casa.

27. Jesús y sus discípulos salieron de Galilea y fueron a las aldeas cerca de Cesarea de Filipo. Mientras caminaban, él les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy?

28. —Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen Elías, y otros dicen que eres uno de los otros profetas.

29. Entonces les preguntó:—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?Pedro contestó:—Tú eres el Mesías.

30. Pero Jesús les advirtió que no le contaran a nadie acerca de él.

31. Entonces Jesús comenzó a decirles que el Hijo del Hombre tendría que sufrir muchas cosas terribles y ser rechazado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero tres días después resucitaría.

32. Mientras hablaba abiertamente de eso con sus discípulos, Pedro lo llevó aparte y empezó a reprenderlo por decir semejantes cosas.

33. Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos y reprendió a Pedro: «¡Aléjate de mí, Satanás! —dijo—. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no del punto de vista de Dios».

34. Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme.

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