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Marcos 4:19-37 Nueva Traducción Viviente (NTV)

19. pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones de esta vida, el atractivo de la riqueza y el deseo por otras cosas, así que no se produce ningún fruto.

20. Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a los que oyen y aceptan la palabra de Dios, ¡y producen una cosecha treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!».

21. Entonces Jesús les preguntó: «¿Acaso alguien encendería una lámpara y luego la pondría debajo de una canasta o de una cama? ¡Claro que no! Una lámpara se coloca en un lugar alto, donde su luz alumbre.

22. Pues todo lo que está escondido tarde o temprano se descubrirá y todo secreto saldrá a la luz.

23. El que tenga oídos para oír debería escuchar y entender».

24. Luego agregó: «Presten mucha atención a lo que oyen. Cuanto más atentamente escuchen, tanto más entendimiento les será dado, y se les dará aún más.

25. A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento, pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo poco que entiendan».

26. Jesús también dijo: «El reino de Dios es como un agricultor que esparce semilla en la tierra.

27. Día y noche, sea que él esté dormido o despierto, la semilla brota y crece, pero él no entiende cómo sucede.

28. La tierra produce las cosechas por sí sola. Primero aparece una hoja, luego se forma la espiga y finalmente el grano madura.

29. Tan pronto como el grano está listo, el agricultor lo corta con la hoz porque ha llegado el tiempo de la cosecha».

30. Jesús dijo: «¿Cómo puedo describir el reino de Dios? ¿Qué relato emplearé para ilustrarlo?

31. Es como una semilla de mostaza sembrada en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas,

32. pero se convierte en la planta más grande del huerto; sus ramas llegan a ser tan grandes que los pájaros hacen nidos bajo su sombra».

33. Jesús empleó muchas historias e ilustraciones similares para enseñar a la gente, tanto como pudieran entender.

34. De hecho, durante su ministerio público nunca enseñó sin usar parábolas; pero después, cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo a ellos.

35. Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago».

36. Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron).

37. Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.

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