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Marcos 12:24-37 Nueva Traducción Viviente (NTV)

24. Jesús contestó:—El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios.

25. Pues, cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo.

26. »Ahora bien, en cuanto a si los muertos resucitarán, ¿nunca han leído acerca de esto en los escritos de Moisés, en la historia de la zarza que ardía? Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieron, Dios le dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.

27. Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos. Ustedes han cometido un grave error.

28. Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allí escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús había contestado bien, entonces le preguntó:—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

29. Jesús contestó:—El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor.

30. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.

31. El segundo es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún otro mandamiento es más importante que estos.

32. El maestro de la ley religiosa respondió:—Bien dicho, Maestro. Has hablado la verdad al decir que hay sólo un Dios y ningún otro.

33. Además yo sé que es importante amarlo con todo mi corazón y todo mi entendimiento y todas mis fuerzas, y amar a mi prójimo como a mí mismo. Esto es más importante que presentar todas las ofrendas quemadas y sacrificios exigidos en la ley.

34. Al ver cuánto entendía el hombre, Jesús le dijo:—No estás lejos del reino de Dios.Y, a partir de entonces, nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

35. Tiempo después, Jesús estaba enseñando al pueblo en el templo y preguntó: «¿Por qué afirman los maestros de la ley religiosa que el Mesías es hijo de David?

36. Pues el propio David, mientras hablaba bajo la inspiración del Espíritu Santo, dijo:“El Señor le dijo a mi Señor:‘Siéntate en el lugar de honor a mi derecha,hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies’”.

37. Ya que David mismo llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?». La gran multitud se deleitaba al escucharlo.

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