10. Más tarde, cuando quedó a solas con sus discípulos en la casa, ellos sacaron el tema de nuevo.
11. Él les dijo: «El que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra ella;
12. y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».
13. Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los bendijera, pero los discípulos regañaron a los padres por molestarlo.
14. Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños.
15. Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca entrará en él».
16. Entonces tomó a los niños en sus brazos y después de poner sus manos sobre la cabeza de ellos, los bendijo.
17. Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó:—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18. —¿Por qué me llamas bueno? —preguntó Jesús—. Solo Dios es verdaderamente bueno;
19. pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: «No asesines; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre».
20. —Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven.
21. Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él.—Hay una cosa que todavía no has hecho —le dijo—. Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.