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Lucas 7:2-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)

2. En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romano estaba enfermo y a punto de morir.

3. Cuando el oficial oyó hablar de Jesús, envió a unos respetados ancianos judíos a pedirle que fuera a sanar a su esclavo.

4. De todo corazón, le suplicaron a Jesús que ayudara al hombre. Le dijeron: «Si alguien merece tu ayuda, es él;

5. pues ama al pueblo judío y hasta construyó una sinagoga para nosotros».

6. Entonces Jesús fue con ellos; pero, justo antes de que llegaran a la casa, el oficial envió a unos amigos a decir: «Señor, no te molestes en venir a mi casa, porque no soy digno de tanto honor.

7. Ni siquiera soy digno de ir a tu encuentro. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.

8. Lo sé porque estoy bajo la autoridad de mis oficiales superiores y tengo autoridad sobre mis soldados. Solo tengo que decir: “Vayan”, y ellos van, o “vengan”, y ellos vienen. Y si les digo a mis esclavos: “Hagan esto”, lo hacen».

9. Al oírlo, Jesús quedó asombrado. Se dirigió a la multitud que lo seguía y dijo: «Les digo, ¡no he visto una fe como esta en todo Israel!».

10. Cuando los amigos del oficial regresaron a la casa, encontraron al esclavo completamente sano.

11. Poco después, Jesús fue con sus discípulos a la aldea de Naín, y una multitud numerosa lo siguió.

12. Cuando Jesús llegó a la entrada de la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba.

13. Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo.

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