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Lucas 5:5-19 Nueva Traducción Viviente (NTV)

5. —Maestro —respondió Simón—, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes nuevamente.

6. Y esta vez las redes se llenaron de tantos peces ¡que comenzaron a romperse!

7. Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse.

8. Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:—Señor, por favor, aléjate de mí, soy demasiado pecador para estar cerca de ti.

9. Pues estaba muy asombrado por la cantidad de peces que habían sacado, al igual que los otros que estaban con él.

10. Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados.Jesús respondió a Simón: «¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas!».

11. Y, en cuanto llegaron a tierra firme, dejaron todo y siguieron a Jesús.

12. En una de las aldeas, Jesús conoció a un hombre que tenía una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a Jesús, se inclinó rostro en tierra y le suplicó que lo sanara.—¡Señor! —le dijo—, ¡si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio!

13. Jesús extendió la mano y lo tocó:—Sí quiero —dijo—. ¡Queda sano!Al instante, la lepra desapareció.

14. Entonces Jesús le dio instrucciones de que no dijera a nadie lo que había sucedido. Le dijo: «Preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra. Esto será un testimonio público de que has quedado limpio».

15. Sin embargo, a pesar de las instrucciones de Jesús, la noticia de su poder corrió aún más, y grandes multitudes llegaron para escucharlo predicar y ser sanados de sus enfermedades.

16. Así que Jesús muchas veces se alejaba al desierto para orar.

17. Cierto día, mientras Jesús enseñaba, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa estaban sentados cerca. (Al parecer, esos hombres habían llegado de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén). Y el poder sanador del Señor estaba presente con fuerza en Jesús.

18. Unos hombres llegaron cargando a un paralítico en una camilla. Trataron de llevarlo dentro a donde estaba Jesús,

19. pero no pudieron acercarse a él debido a la multitud. Entonces subieron al techo y quitaron algunas tejas. Luego bajaron al enfermo en su camilla hasta ponerlo en medio de la multitud, justo frente a Jesús.

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