24. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
25. La mujer dijo:—Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.
26. Entonces Jesús le dijo:—¡Yo Soy el Mesías!
27. Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué le hablas?».